lunes, 9 de julio de 2012

Its A Hard Life.


John Lennon.

 La preparación de resinas aromáticas vegetales había llenado con gran parte de la habitación con su característico humo blanco. John odiaba aquella penetrante esencia. Jugueteaba con sus manos, mientras intentaba encontrar formas en las nubes del incienso. 

— ¿John...? — Su voz denotaba clara tranquilidad. La mujer de cabello corto y facciones en su totalidad orientales, observa al joven frente a ella con ambos codos apoyados sobre la mesa y sus manos acunando su rostro. — John, cariño dime, ¿Que puedes ver en ese humo? — 

Veinte años de edad. Cada día desde "el suceso", como los terapeutas llamaban a aquel 15 de julio de 1958 cuando John contaba con diecisiete años de edad, las terapias formaban ya, parte de su vida. Psicoanálisis, motivación constante tanto del hemisferio derecho como del izquierdo, programación neurolingüística, y horas y horas de intentar movilizar el pasado vivido y establecer un contacto con el presente y un intercambio favorable con el entorno: Psicología Gestalt. Esta última, había arrojado los mejores resultados, pese a que los médicos únicamente en contadas ocasiones escuchasen a John hablar de su pasado; cuando hubo cumplido 18 años, la tutela que obligaba a su tía a llevarle a las terapias, se terminaron. 


Después de pasar todos aquellos años frente a personas que doblaban su edad, John creció con demasiada madurez. Su terapeuta había tenido que intervenir en muchas ocasiones con los profesores del chico, lo cual es siempre tenían comentarios negativos . 

— El joven Lennon jamás podrá integrarse correctamente a la comunidad. Puedo contar con los dedos de mis manos las ocasiones que le he visto entrar al salón de clases a la hora prevista. Su desempeño es idéntico al de alguien con un retraso severo, y sobra decir que tiene una afición por corregir todos mis argumentos— Aquella ocasión John había tenido que esperar afuera, pero podía escuchar todo lo que se discutía en la sala frente a él, lo cual resultaba posible gracias al exagerado tono que el hombre con calvicie prematura utilizaba. 

— Estoy en un total desacuerdo Profesor — Liza, la terapeuta, y sin duda la única persona que tenía un completo conocimiento de las funciones cerebrales del chico, esbozó aquella sonrisa tan característica de ella: una de total complacencia. — John, sin la necesidad de crear algún tipo de alarde, tiene la comprensión y lógica que el mismo Michel Foucault poseía, mi respetable— 

Risas. John estaba ya acostumbrado, a escuchar todo tipo de mofas en su contra. Se arremolinó en la incómoda silla y cruzó los brazos a la altura de su pecho.

— No cruces los brazos John— No podía recordar con exactitud. — Te he dicho unas 500 veces, que es una manera muy visible de cerrar la comunicación conmigo— Patrones. John había aprendido la mayoría de estos. Procuraba tener al menos tres contactos visuales con cual quiera que fuese el médico que le interrogaba. Su mirada jamás bajaba y mucho menos la dirigía a la izquierda. Los interrogatorios, por lo tanto daban excelentes conclusiones, las cuales iban directo al historial. 

El chico sobre la silla esbozó una sonrisa ante aquel recuerdo. La terapeuta y el profesor, seguían discutiendo dentro de la sala, donde ahora se explicaba el exacto motivo de detención de John. Con al menos 300 tomos leídos de psicología, resultaba casi imposible engañarlo con algún concepto. Mala suerte. Aquella clase del día martes el tema a abordar eran: Trastornos de conducta. Un tema de aquellos: La hiperactividad. El profesor al frente, para oídos del chico, resultaba un completo imbécil. Se había atrevido a asegurar que la bola de completos descerebrados de el final del salón; formaban parte de las personas llamados tan comúnmente "hiperactivos". Quizá no con demasiada educación y seguido por un ataque de risa totalmente fuera de lugar , John le hubo corregido, afirmando con total certeza que aquello no era más que una simple "Hiperquinesia". Y seguramente si el hombre de la calva se hubiera tomado como propósito echar una ojeada a cualquier tomo de psicología básica, habría descubierto, que la aseveración resultaba verdadera. Esto claro, no se llevo a cabo, y como en tantas otras ocasiones, fue mandado a casa.

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